miércoles, 30 de diciembre de 2009
Déjenme si estoy soñando!
viernes, 27 de noviembre de 2009
Eso de ser madre...(Parte II)
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Eso de ser madre...(Parte I)
lunes, 9 de noviembre de 2009
Hubieras empezado por ahí…
Yo tengo la vida que siempre hubiera querido tener, sino hubiera conocido otra manera de vivir.
(Dicho mío, acerca del tema)
Nos han dicho tantas veces que el “hubiera” no existe, que a fuerza de repetirlo, a mí casi me convencen de ello, es de esas frases que nos lo dicen en tono filosófico-regañón (con un aire mamila de refilón); lo que es peor, lo he dicho yo, a veces, para consolar a alguien o porque creo que ese alguien no quiere escuchar otra cosa o que nada más lo consolaría en ese momento.
Es un hecho innegable, que tratándose de una expresión hipotética, no se tienen bases reales para evaluar si alguna opción no tomada o la consecuencia de la misma habrían sido mejor; no obstante explico mi punto de vista, así que con su permiso.
Gramaticalmente, pues obvio, sí existe, eso dice la RAE y por tanto es ley, los que han leído éste espacio, saben bien que suelo criticar a los integrantes de la Academia, pero son nuestro punto de referencia obligada; pero nomás es la forma pretérita imperfecta del verbo hacer, en sus conjugaciones para la primera y tercera persona.
Acorde a como uno se sienta ante el pensamiento del “hubiera” creo que puede ser cualquiera de los siguientes:
Es el arrepentimiento en su máxima expresión, la experiencia que decidimos despreciar, el camino incorrecto elegido, autoconvicción de la necedad, las malditas ganas de atormentarnos pensando que el camino elegido fue el peor, es el edén del fracasado; la conjugación perfecta de la ideología de la equivocación.
Es conformismo a todo lo que da, cuando triunfa lo menos peor, sirve para comenzar de nuevo a equivocarse con lo mismo o a tropezar con la misma piedra y lo que nos lleva “otra vez a brindar con extraños y a llorar por los mismos dolores” (frase cortesía del filósofo José Alfredo Jiménez)
Es pasado y futuros enfrentados, el surrealismo aplicado a nuestra vida, como nuestros “recuerdos del porvenir” que idiotamente imaginamos tendremos; la conciencia de nuestra impotencia, de no poder cambiar tal o cual cosa, porque de poder, no hubiéramos tomado el camino equivocado.
Ahora voy yo, para mí el “hubiera” significa la posibilidad de reconciliarme conmigo misma, con las decisiones que tomé en determinado momento, porque por todas ellas uno paga la consecuencia y las asume con el estilo que prefiera, y hasta sin estilo. Cualquier “hubiera” para mí no vale tanto como lo que “hubiera” elegido entonces. Por eso creo que el “hubiera” sí existe.
lunes, 12 de octubre de 2009
In Dog We trust
“Cómo tener confianza en una mujer que le dice a uno su verdadera edad.
Una mujer capaz de decir esto es capaz de decirlo todo.” Oscar Wilde
La confianza es la base para cualquier relación, de otra manera no podríamos caminar seguros la misma ruta, entre amigos, con la pareja, con los hijos, uno necesita tener la certeza que estamos a buen recaudo. Sin confianza no avanzamos ni crecemos, sobre todo en uno mismo. Pero la misma se debe cuidar, sobre todo se tiene que basar en la libertad, de estar, querer y que se es. También se dice que la confianza implica conocimiento del depositario de la misma, o sea, el otro se debe ganar nuestra confianza; sí cómo no! ¿y luego?, creo que más bien uno confía y algunos hechos o actitudes de la persona harán que la confianza se dañe o en el peor de los casos se pierda.
Si se daña la confianza en una relación, ¿qué se hace? Evidentemente dependerá del hecho y su consecuencia, se puede pensar que una persona íntegra jamás haría que le perdiéramos la confianza, pero no es así, los hechos pueden ser reprobables o inadecuados, no gustarnos, pero la situación en la que actúa dicha persona se puede comprender, tampoco podemos ser tan objetivos si tratamos y estamos entre sujetos.
La confianza refleja la intensidad del vínculo entre dos personas, pero también que tan en contacto y conocimiento tenga uno de sí mismo. Nos representa estabilidad, respeto a la individualidad y amor. Necesitamos confiar en nosotros mismos, pero que también alguien confíe en nosotros y a la vez confiar en esa persona, saber que pisamos tierra firme, no basta la buena fé, porque pocas veces vemos pero siempre pensamos y establecemos relación dichos-hechos, y para no pisar tierra firme o vivir emociones extremas está el salto en bungee o el sexo irresponsable sin protección.
En qué consiste el hecho que haya personas a las que les otorgamos la confianza y otras se la tengan que ganar? Los vínculos, un hijo confía plenamente en su madre porque es el primer contacto con el mundo y quien en sus primeros años le procura seguir con vida, puede en este caso, no haber opción más que confiar, porque le implica su supervivencia, pero sobre esa base se sustentará una relación que dura la vida entera. En una pareja se confía, porque nadie en su sano juicio iría a dormir con el enemigo, mucho menos a no dormir, aunque se dan casos de malas elecciones, pero lo importante es que la curva error-aprendizaje sea favorable a nosotros; y en dichas situaciones sí de plano la confianza es como la virginidad, una vez rota… ni parchándola.
Hasta ahora lo que debía ser y lo que es no lo tocamos del todo, así que vayamos a la realidad, la verdad? cómo actuamos?, cómo nos desenvolvemos? yo digo, sí ya empecé, que uno confía plenamente en otra persona, por una razón: aún no nos defrauda. Confiar en otra persona es una apuesta, es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es no inquietarse del no tener el control del actuar y el tiempo de alguien más, o sea como para qué?. Incluso puede llegar a ser el sentimiento de creer en la otra persona, aún cuando nosotros sabemos que en su lugar y situación, mentiríamos también.
Confiar es un sinónimo de fortaleza, valentía, sabemos que nos podemos partir la cara (o algo más) si entregamos la confianza a alguien, pero débiles seríamos sino le entramos al riesgo de confiar y salir a vivir, eso sí con toda la prudencia y sensatez que se tenga. Si quieres conocer la fortaleza o debilidad de alguien, nada como ver con qué grado de desconfianza actúa.
Cuando platicamos con alguien, podrá tener mucho ingenio, pero la confianza en sí mismo es lo que hace que sintamos confianza en esa persona, hablo de buenas intenciones, tampoco de creer y confiar con los ojos cerrados ni a lo loco. Uno no confía en quien tiene todas las respuestas, sino en quien está abierto a cualquier pregunta.
Por todo lo que aquí escribí, creo que como ya te dije, a ti, sí a ti querida amiga, que es la que me provocó escribir sobre este tema, uno siempre puede confiar en las malas personas, esas no cambian jamás.
lunes, 21 de septiembre de 2009
Feliz Cumpleaños
Te debo una entrada especial, hoy no era día más que para decir cuanto se te quiso.
jueves, 17 de septiembre de 2009
Ay ¡Qué rico!
Beberlo, comerlo, olerlo, escucharlo, sentirlo, verlo, tocarlo… ay qué rico!, pero lo que se tiene en común es que eso que disfrutamos tanto, nos genera culpa. De esas cosas que de tan buenas que nos parecen y las sentimos que decimos: ésto debe ser pecado!
Todos tenemos placeres, grandes, medianos y pequeños, que nos hacen la vida más llevadera; los grandes nos saben a gloria. Algunos son compartidos con otras personas y por lo mismo nos reunimos para disfrutar (de las personas que más quiero disfrutan el karaoke, con Juanga, Paquita la del Barrio y la Trevi incluidas, oh sí!). Algunos placeres son socialmente aceptables o cuando menos son tolerados. Pero hay algunos que si cualquier persona los menciona en ese momento se les voltea a ver como si fuéramos especialistas en salud y patología mental (loqueros pues!).
Y cada placer pone a todos en su lugar, o todos ponemos nuestro placer en su lugar. Pero hay placeres que tenemos que aunque nos gusten mucho, vamos, son la gloria (o la neta del planeta), esa vocecita interior nos dice que ¿cómo podemos disfrutar semejantes cosas?, viene siendo el colmo para nuestro yo interior. Creo que esos son los llamados placeres culposos: esos que son incongruentes, molestos, triviales, que incluso dan vergüenza confesar.
Pregunté entre mis cercanos sobre las causas de sus placeres culposos y vamos que me dijeron cosas tan disparejas como: el comer y beber compulsivamente, comprarse ropa o zapatos -que no necesitan pero- “estaban divinos y súper-baratísimos!”, el sexo (no entiendo la culpa), la adicción al internet o a las redes sociales, ahorita no lo tengo aquí a la mano (esa fue la respuesta ja!), hace años un churro pero por la paranoia que me daba, placer y gozo se anulan así que no me quedo con culpa, las películas rosa tipo "Mujer Bonita" o la de "Otoño en Nueva York", los reality shows de VH1, quien se voló la barda fue una que respondió: los orgasmos infieles (igual fue la más honesta de las respuestas, una nunca sabe).
Y mi placer culposo es ver películas que ya vi, casi todas rosa, cursis o cómicas, que me relajan, me hacen reír y que jamás estuvieron en la terna de los Óscar o los BAFTA, vamos ni del Ariel (el premio, no el detergente), sé que me da culpa porque casi siempre acabo diciendo: por esta jalada dejé perder dos horas de mi vida? (o de mi sueño?), pero no las dejo pasar apenas las veo programadas.
¿Ustedes tienen algún placer culposo? Algunos son inconfesables, según me confesaron (que lo eran, no cuales eran por desgracia). Por ejemplo a mí la comida no me genera culpa, por extraño que parezca y la disfruto muchísimo, la bebida tampoco, supongo porque ambas no me controlan a mí, que es exacto cuando la culpa se genera o no?, eso que es más fuerte que nosotros pero no podemos dejar pasar y disfrutar que invariablemente nos hace decir “Ay qué rico!” con un dejo de culpa, pena pero con una cara de disfrute y satisfacción que no lo borra el jugo de medio kilo de limones.
viernes, 4 de septiembre de 2009
Ese extraño e inacabado sentimiento
“No tiene sentido extrañar cosas que no están, sólo lo que está es lo que hace falta, si algo no está, no sirve de nada” (si saben quien lo dijo, avisen pf)
Cuando alguien nos dice: Te extrañé, en realidad sabemos de qué habla?, si acaso equivale a decir Te pensé, creo yo… por ahí dicen que el sentimiento extrañar es algo así como un sentimiento que te aísla de todo, algo íntimo, que preferimos hacerlo a solas, pero te encapsula y atrapa para extrañar en paz.
El sentimiento extrañar sería entonces algo que te desconecta de todo, es decir ves la vida pasar mientras haces otras cosas, pero no logras engancharte ni con la vida ni con sus cosas, permaneces en stand by, sientes que algo te falta, pero algo específico, incluso puedes funcionar, pero te cuesta el doble de lo que te gastarías en hacerlo si estuvieras completo. Esta parte nomás no la voy a entender nunca (ni quiero) porque el amor no se parece en nada a la dependencia de tener a alguien o algo más para funcionar en la vida, para mí es más sencillo decir: sin ti estoy bien, contigo podría estar mejor, pero la media es estar bien siempre, engancharse a vivir, funcionar adecuadamente con lo que la vida diaria traiga, encuentros y desencuentros.
Dos que se aman se extrañan seguramente; pero también sostengo que uno puede cerrar los ojos (aunque los mantenga abiertos) y extrañar a esa otra persona con la conciencia que allá en algún lugar se encuentra seguramente compartiendo un sentimiento hacia ella; de hecho es la mejor parte del sentimiento, si acaso eso es extrañar, manifestación unilateral de algo que de momento no puedes compartirle a la otra persona pero puedes expresarlo; entonces estamos ante el pensar en esa persona ¿o no?
A veces extrañamos con un sobresalto, pensamos que podemos ser reemplazados en los afectos de la otra persona, es cuando se vuelve un sentimiento incómodo, pero entonces no es más que una manifestación de la seguridad de nosotros mismos; ante esto estamos enfrentados con la inseguridad de quien extraña.
También resulta que se extrañan situaciones, ciertas épocas pasadas de nuestra vida, pero eso pasaría a ser nostalgia, otro sentimiento que arrastra melancolía de que lo pasado fue más placentero. Se extrañan, tal vez, y no estoy segura, personas que ya no veremos más en nuestra vida, porque dejaron de formar parte de ella o murieron; pero igual se tiene el grato recuerdo del tiempo compartido y las causales o consecuentes vivencias, entonces estamos recordando.
Como hay muy pocas cosas en la vida que yo entienda o que me dé la gana entender, sostengo que (estas dos palabras última me encantan, es cuando puedo decir lo que yo quiera y se callan los que la lean) es un sentimiento que es malo o bueno, evitable o deseable, agradable o desagradable, pero inacabado, imperfecto, no se sostiene solito, se mezcla con otros para manifestarse y hacernos saber que ahí está; es un sentir al que nos damos derecho y que a veces gustamos de él, sobre todo si lo consideramos una prueba inequívoca del amor; sólo extraña quien ama y el reconocernos capaces de amar nos hace perdonarnos muchos sentimientos que de otra manera no aceptamos.
Lo de hoy lo escribo porque el niño ratón me hizo pensar que en realidad no extrañamos siempre, a veces pensamos en la otra persona pero sabemos que más tarde estaremos en sus brazos, y no dudo que el ratón me ame más que a nadie en este mundo, simplemente tal seguridad ante la vida y el destino de sus afectos en un pequeño ser, me hace agradecer la lección.
viernes, 28 de agosto de 2009
Amor, amor, amor...
… Y el amor está en el mundo para olvidar al mundo (Paul Éluard )
Y que empiezo a buscar el amor, bueno, su definición, porque el amor nomás falta que me refleje en un espejo y lo vea (no no habló la ególatra, ni doña Narcisa nomás la realista, si vieran cuanto y cómo me quiero, ja!, vengan más mentadas, gracias!), ahora no voy a ir a la RAE, por hoy pueden descansar sus integrantes, que seguro ahorita estaban con un pendiente del carajo.
No me dio la gana preguntarle a todo mundo, porque me salen con cosas como “es lo que le da sentido a nuestra vida”, “es compartir, aceptar los defectos del otro sin contrariarnos”, “es una mierda”, "es difícil definirlo", “eres tú” (ah sí claro, eso me lo han dicho al oído algunas veces, tampoco lo iba a dejar pasar), “una locura, un mal necesario”; y así con eso no llego tampoco a ningún lado.
Para algunos es un sentimiento malo, otros es lo máximo, algo que te apendeja y ni cuenta te das, otros lo relacionan con una persona o animal (sino vean cuantos heredan bienes a sus mascotas) como la personificación de algo incorpóreo, otros lo ven como algo que se da entre dos, otros como un triunfo individual, a otros les da por dejar volar la imaginación, otros incluso usan la filosofía.
Al amor ni lo vemos ni lo escuchamos, pero qué tal se percibe? (love is in the air!) y no precisamente por nuestros sentidos; no se toca, es inodoro e incoloro (me vale si salen con que es rosa) tampoco se escucha, sí ya se hay mil canciones que hablan de amor y seguramente en todas encontramos similitud con nuestro sentir, tampoco lo saboreamos (lo rico son sus mieles oh sí!), eso sí, lo sentimos, cuando nos hace bien, cuando nos hace mal parece que se siente más (así de intensos somos los humanos) porque provoca sufrimiento, cuando se da una ruptura, o al perder a un ser amado, ese dolor es más fuerte que cualquier dolor físico que podamos sentir, de ahí el proceso químico en nuestro cuerpo al producir sustancias que nos dan bienestar emocional y malestar en ocasiones; y cuando duele queremos evadirnos, nos ponemos a escuchar todas las canciones de desamor que han escrito sin importar el género ni el idioma, todas describen exacto nuestro sentir, duele como la chingada (¿cómo duele la chingada?), hasta lo maldecimos y decimos “no me vuelvo a enamorar”; pero cuando vuelve a aparecer se nos endereza el rumbo.
También el amor es un solitario, por eso, necesita de otros para sentirse acompañado, por eso invita a la felicidad, el deseo de compartir buenos momentos con quien o con lo que nos provoca amor, el interés por otra persona que no sea uno mismo, la comprensión, la amistad, la admiración, la libertad de ser, estar, hacer y pensar, ah y no menos importante eso sí, mucho buen humor… por favor no olviden que aunque el amor es cosa seria, es bueno reír, y con dos hay más materia prima para hacerlo, eso lo sabemos quienes reímos seguido de nostros mismos. Si una persona siente amor y aparte es correspondida, viene la fuerza y las ganas de qué? Quien sabe pero de que se sienten se sienten, incluso algunos salen huyendo apenas perciben o sienten amor; otros se quedan a correr el riesgo de amar con la consecuencia de ser amados.
Alguien que conozco sostiene la teoría de que sentir amor no es más que una reacción bioquímica del cerebro, equivalente a comer cantidades industriales de chocolate y que ambas situaciones generan secreción de endorfinas que hacen que te sientas en las nubes; pero bueno seguro ese prosaico cuando le dicen "te amo" responde con un "te deseo", no lo sé de cierto, lo imagino (cortesía del maestro Benedetti); pero la expresión verbal del amor igual cambia de hombres a mujeres y como ahora no es tema, luego hablo de eso.
Canciones de amor y desamor, poemas de amor, cartas de amor, en estos tiempos modernos: blogs, páginas electrónicas y correos tratan de definirlo y todos se quedan cortos; como si fuera fácil, creo que no existe una definición que me convenza pero si intento una pensaría que es un proceso individual, interno, algo que se da muy dentro, el más íntimo de todos, y que por tal cada uno lo vive, siente y expresa de manera diferente; y que el amor no son muchos ni es diferente, el amor a los hijos, a la pareja, a los padres, a los hermanos y a los amigos es el mismo sentimiento nomás trasladado a diferente persona.
jueves, 27 de agosto de 2009
¿Fiel yo? Ni que fuera perro.
(Joaquín Sabina, Y sin embargo…)
“Y sin embargo, te engañaría con cualquiera…” eso dice otra canción, no obstante saber que el sentir, la vida en común se encuentran donde el corazón nos late más aprisa (dirían los más románticos) la posibilidad de correr a los brazos del otro, ahí está, latente, creo que en ese momento se llega a la infidelidad (no de obra, nomás de pensamiento, antes que empiecen a sacar conclusiones).
Yo sostengo, valiéndome nada lo que diga la RAE, la cual pienso está equivocada (sobran razones de menos para sostener esto y espero mentadas por la blasfemia, gracias!) que fidelidad y lealtad no son sinónimos; yo no soy fiel, mi naturaleza evita que lo sea; no obstante, soy leal, ni mucho ni poco, simplemente soy leal; no ando por la vida teniendo queveres con quien se me pone enfrente, a pesar que me da la gana fantasearlas (podrás callarme pero nunca evitarás que piense)… pero si fuera por la vida y tuviera una vida paralela con alguien más que no sea con quien comparto una vida o el momento y espacio de una relación, estaría siendo desleal.
Pero como todo en la vida, viendo vemos, por lo mismo digo que quien quiera fidelidad, mejor que se compre un perro (o un aparato de sonido, dirían los más modernos).
viernes, 21 de agosto de 2009
Con amigos así...
¿Qué es mejor? Tener amigos cuando uno está jodido o cuando la vida a uno se le pinta de rosa? Obviamente, en la desgracia es recomendable tener amigos útiles, aquellos con los que puedas llorar las penas, pero quien que valore y quiera a las personas con las que lleva una amistad quiere verlos llorar por sus causas y malestares? Todo un contrasentido!, creo que si bien los amigos son necesarios cuando uno cae en desgracia; tener amigos cuando uno tiene prosperidad es mucho más noble, porque ello atrae a personas con mayor mérito y de virtud; así, en momentos de tranquilidad, bonanza y paz se elige mejor con quien compartir; de otra manera se corre el riesgo, desgraciadamente (literal), de recibir cascajo.
Entonces, al caer en desgracia, la presencia en sí de un amigo ayudará y atenuará las penas, porque nadie como él para prodigar palabras de aliento o bien lo que en ese momento se necesita escuchar, quien mejor que un buen amigo para conocer nuestras necesidades, lo que agrada y desagrada, por eso el buen juicio al elegirlo hará que ese amigo no se doble ante nuestra adversidad, porque de ser así nos provocaría tristeza o culpa, sentimientos nada agradables y que vienen a sumarse a nuestra desgracia; nadie que se precie de ser buena persona o íntegro se congratula de que alguien llore lo que él no está dispuesto a llorar.
Cuando a uno le va bien, la presencia de los amigos viene a redoblar ese bienestar; porque ellos gozan con nosotros de los bienes (emocionales o materiales) que poseemos. Es momento de convidar cuando vives bien, por el contrario hay quienes dudamos en hacerlos venir cuando mal estamos, porque es preferible participarlos lo menos posible de nuestra desgracia.
La verdad, me congratulo que en momentos no gratos de mi vida, he tenido gente que acude a mi sin ser llamada, obvio es que ese sentimiento y actitud para con ellos es recíproca; pero eso es, que fueron elegidos en momentos de tranquilidad emocional y bienestar; por tal creo que mis amigos, mis mejores amigos, son los que están conmigo cuando estoy bien; porque cualquiera puede con el sufrimiento y la desgracia ajena, pero con el bienestar de otros, casi nadie.
miércoles, 5 de agosto de 2009
El sacrificio o una pobre valoración del amor
- Acción a que alguien se sujete con gran repugnancia por circunstancias que a ello le mueven.
- Acto de abnegación inspirado por la vehemencia del amor.
Ante ambas, me surge la duda ¿quién en su sano juicio y salud emocional acepta con repugnancia que le pasen por encima?, no dudo que existan situaciones en esta vida en que uno tenga que anteponer el bienestar propio por lograr el de alguien más, pero eso no lo considero sacrificio si quien lo da está consciente o tiene la convicción que es lo adecuado para la situación, la persona, su persona y la causará satisfacción hacerlo venga!, que se pare de cabeza o en zapatillas de ballet. Ver el sacrificio como un acto de abnegación que el amor inspira me da la gana que sea equivalente a caer en la humildad, rayando en la autocompasión, para empezar la persona que ama piensa en el bienestar y felicidad del destinatario de su sentir, no debe costarle trabajo ni esfuerzo alguno dar o hacer algo por y para quien ama, se lo da de manera natural, casi como respirar, esto es asumir que si yo hago algo por y para la otra persona, así me da la gana que sea, lo elegí en ese momento o en esa circunstancia, no lo hago porque espero ser correspondido con un acto igual o mayor (hablo de actos no de sentimiento incondicional), porque desde el momento en que hablo de sacrificio esperaría que (consciente o inconscientemente) que la otra pesona me retribuya en algún momento con un acto que implique un sacrificio igual o mayor cosa que al generar una percepción subjetiva (¿a poco hay percepciones objetivas?) se genera un conflicto por demás complicado.
Así digo yo, que ante el amor no valen los sacrificios si algo se da, ten por sentado que así fue porque lo quisiste hacer, no por evitar un conflicto o porque el destinatario del acto lo exigió así, de no ser dado en esa manera, el reclamo (siempre en un futuro, no al momento) será "yo dí y sacrifiqué por tí" lo cual se me hace una pobre valoración de lo que el amor es.