martes, 9 de agosto de 2011

Recuerdos

"Llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza."
Paul Géraldy



Los recuerdos no son otra cosa que nuestra percepción almacenada sobre lo que vivimos en el pasado, nuestra mente registra toda experiencia de manera tan eficiente que solo nos guarda lo que algún sentido tiene para nuestra vida, así, diario creamos recuerdos para el mañana, ellos estarán en función a como comprendamos el mundo que vivimos, por eso, nuestras vivencias hoy las iremos guardando, y por consiguiente, percibiendo de acuerdo a lo que tengamos en mente.

Al recordar, podemos tener plena conciencia que estamos viviendo el presente y a la vez evocamos, pero está condicionado a nuestra perspectiva actual de la vida, podremos recordar como interpretamos los eventos pasados o bien la narrativa de cómo ocurrieron las cosas. Seguramente no serán del todo confiables nuestros recuerdos, pero lo que importan son los detalles, el error y la enseñanza que obtuvimos al vivir, ese efecto en nuestra vida actual y su aporte es lo que nos interesa.

Los recuerdos se guardan en el cerebro, aunque los románticos digan que en el alma y el corazón, aun sin estar conscientes de ellos, algunos los podemos traer al presente a nuestro gusto, otros están en el subconsciente y aparecen solo en sueños o cuando algo los estimula aparecer, esos son los recuerdos que reprimimos, los que se aparecen solo en momentos en que la carga emocional se nos viene encima -cuando al alma se le junta la chamba-. Un recuerdo reprimido es directamente proporcional al dolor emocional que nos causa traerlo al presente.

Todo recuerdo, agradable o desagradable, ejerce una poderosa influencia en el presente, con mayor razón en lo futuro, porque va acumulándose uno tras otro, guía o limita nuestra actitud y comportamiento. Luego entonces, si vivir implica amar, sentir ternura, bondad, llorar, apasionarse, guardar secretos, cuidar de los amigos, sentir lujuria o cualesquiera otro de los pecados capitales, dolerse, soñar, sanar, entre otras muchas cosas, también significa recordar, no debemos perder de vista que lo más sano es vivir hoy lo que mañana queramos traer en mente, suena entonces como una ambición, la más grande, que vivamos en paz, para recordar igual.

Yo creo que debíamos optar por agrupar recuerdos, los agradables y los desagradables, así podremos, si bien no darle la vuelta a lo que nos incomoda, si franca y honestamente encararlos;  también podremos sonreír y dejarnos envolver un momento cuando a la mente nos vienen los mejores momentos que hayamos vivido, no vivir de ellos ni para ellos, tampoco olvidar, ni siquiera tratar, después de todo somos un poco –o mucho- lo que con ellos vamos construyendo. Al final de cuentas, la vida es como la recuerdas -y como la vives acorde a tus recuerdos- no es más, no es menos.

miércoles, 27 de julio de 2011

Del olvido al recuerdo

Pasó un año desde mi última entrada al blog, de hecho me percaté de ello no hace mucho, no había vuelto a visitarlo, no por falta de tener algo qué decir, por el contrario, mucho hay, pero varias cosas no eran publicables, a mi parecer.

No olvidé este espacio, por el contrario, lo tenía siempre presente y hoy lo reabro. Hace 14 años tengo una ausencia que duele, que no se llena con nada, que mi sentido de autoprotección emocional me hace tender al olvido, pero el cariño, el sentido de pertenencia y el corazón me hacen correr al recuerdo.

Así que vuelvo a las andadas...