lunes, 7 de junio de 2010

De envidias y de anhelos.

“La envidia es el adversario de los más afortunados”. (Epicteto)

Y ustedes saben lo que es la envidia?, dice la RAE que es la tristeza o pesar del bien ajeno y la emulación, deseo de algo que no se posee. ¿Ustedes han tenido ese sentir? Ese no tolerar el que a otro le vaya bien, sin importar si le va bien porque hizo el esfuerzo indicado para obtener dicho resultado, porque no sé quien lo dijo, pero lo considero cierto: no hay premios ni castigos, sólo consecuencias.

Pero ¿por qué de la envidia? ¿Inseguridad, maldad? Por una mezcla de ambos seguramente, porque el envidioso no hace más que contemplar y desear lo que el envidiado tiene como algo inalcanzable, algo que cree no poder lograr, así comienza a (según él) cavarle la tumba, sembrando la idea que no merece sus bienes (emocionales o materiales), a través de la intriga, mentira, la traición y el oportunismo. La diferencia entre el envidiado y el envidioso es exactamente el atributo del cual carece éste último, puede ser alguna capacidad creativa ó espontaneidad ante lo cual el envidioso está inhibido.

Es un sentimiento que no es benéfico, tanto es que es un pecado capital, no sólo por su tamaño, sino porque conlleva otros pecados, rompe con el amor al prójimo, fundamento de la fe cristiana. Pero, yo creo, el que envidia sufre más que el envidiado, aparte de producirle infelicidad el bienestar ajeno, puede darse el caso que éste nunca se entere de la situación en que lo pone el envidioso, además que vive constantemente con el deseo de provocarle mal a otra persona.

Fernando Savater en su libro “Los 7 pecados capitales” sostiene que la envidia puede incluso ser una virtud democrática, un instrumento para mantener la igualdad, produce situaciones para evitar que unos tengan más que otros, así un señor que nace rico y otro pobre, hace que éste último se cuestione: ¿qué tienes tú que no yo para tú acceder a semejante privilegio? Quien sí paga impuestos denunciará a quien no lo hace, motivado por la envidia.

Y el anhelar, ¿es sinónimo de envidiar? No, el anhelar es desear con vehemencia algo en general, se desean comodidades, se anhelan cumplir sueños, se desean riquezas, se anhela el bienestar, emocional y económico. Se envidia algo en particular, que es poseído por una persona, algún atributo físico, emocional o material, normalmente de lo cual se carece.

Y ¿yo? más que envidiar anhelo, de hecho éste blog no es más que testigo de mis anhelos, porque todos ellos pueden convertirse en realidades si tenemos el coraje o la valentía de ir por ellos. Así, casi todas las entradas, han sido anhelos convertidos en realidad.

4 comentarios:

  1. Me gusto, nunca habìa leido algo tuyo.
    es reflexiòn harto pertinente que ayuda a sabernos, a sentirnos a conocernos.ñ
    Gracias por compartirla.
    Carlos Garza Falla

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  2. Me encantó...de ahora en adelante sé que no diré más: envidia de la buena, sino, anhelo, lo cuál si es real....

    @Brenda_slp

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  3. Cuanta razón en tus palabras amiga!! definitivamente pareciera que hay gente que no le gusta ver a la gente feliz pues lo rodea de intrigas y malas vibras! pero pues ya ves nunca falta! saludos amiga un abrazo fuerte desde tierras regias

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  4. Pienso que el principal promotor de los esquemas de autodestrucción es la Televisión, pasando de caja idiota a instrumento perverso y un artículo de deseo... ingrediente activo de la envidia. Por otro lado el esquema de sobreproducción lleva a la necesidad de vender en exceso y comprar lo innecesario, sentir que lo de mañana será mejor y dejando esa sensación de vacío que, por falta de seguriad y un mensaje sórdido, nos invade.
    Te comparto mi definición de envidia: Es la aceptación explícita de la falta de talento. @VictorAguilarM

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